Durante una reciente llamada el 4 de julio, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió al presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, con una pregunta directa y audaz. La consulta, que ha trascendido a través de medios internacionales, sugiere un cambio significativo en la postura de Trump respecto al conflicto en Ucrania.
Esta conversación se produjo bajo la condición de que Estados Unidos proporcionara a Ucrania armamento de largo alcance, capaz de alcanzar esas distancias. El diálogo tuvo lugar un día después de una llamada de Trump con Vladimir Putin, que el propio expresidente calificó de «mala».
El planteamiento de Trump marca una aparente ruptura con su promesa de campaña de desescalar la implicación militar estadounidense en conflictos extranjeros. Su interés en una ofensiva directa contra territorio ruso es un desarrollo notable.
Ante la pregunta de Trump, la respuesta de Zelensky fue contundente y afirmativa. «Por supuesto. Podemos si nos das las armas», habría respondido el líder ucraniano, confirmando la viabilidad de tal estrategia con el armamento adecuado.
Un funcionario occidental, al tanto de la llamada, interpretó la conversación como un reflejo del creciente interés entre los aliados de Ucrania por suministrar armas que permitan «llevar la guerra a los moscovitas». Esta idea ha circulado en privado entre funcionarios estadounidenses.
La versión fue corroborada por el columnista David Ignatius de The Washington Post. Según su fuente, Trump le preguntó a Zelensky por qué no atacaba Moscú, recibiendo la misma respuesta sobre la necesidad de armas. Trump insistió en que Ucrania debía ejercer más presión sobre Putin, incluyendo San Petersburgo.
Este intercambio subraya una posible evolución en la estrategia occidental, pasando de la defensa territorial a la consideración de ataques ofensivos profundos para alterar el curso de la guerra.