La sociedad dominicana no se repone del horrendo asesinato del adolescente Fernelis Carrión, de 16 años de edad, cuando la desaparición de Emely Peguero, también de 16 años y embarazada, vuelve a tocar las fibras más sensibles de este pueblo.
Según confesó a las autoridades el exnovio Emely, Marlon Martínez, él asesinó a la menor.
Con estas tragedias, agosto se despide dejando una gran consternación entre los dominicanos. Fernelis despareció el 4 y Emely el 23.
Las dos tragedias tienen similitudes. Dos adolescente de la misma edad que vieron truncar sus sueños. El de Fernelis de ser bailarín, él cursaba el segundo de bachillerato; y el de Emely, de tercero de bachillerato, de ser abogada y madre, porque aquí también fue asesinado el bebé de cinco meses que llevaba en su vientre. Pese a su corta edad tenía un noviazgo de 4 años con su presunto agresor.
En el caso de Fernelis se dijo que tenía unos tres años con una relación sexual con el sacerdote Elvis Taveras, acusado de matarlo a martillazos y cuchilladas, en la casa parroquial de la iglesia Santa Cecilia y lanzar su cadáver a unos matorrales. El detonante aquí habría sido razones económicas, porque la víctima supuestamente reclamaba al religioso el pago de una alta suma de dinero.
En cuanto al asesinato y desaparición de Emely, las investigaciones están en curso, pero la denuncia de los padres es que el móvil fue para que su hija abortara.
El cadáver está siendo buscado en el vertedero de San Francisco de Macorís y otras zonas, en un esfuerzo en vano al que se ha sumado una comunidad (Cenoví), que se muestra impotente, angustiada y con una sed de venganza que puso en riesgo la vida de Marlon Martínez, cuando una multitud trató de hacer justicia con sus manos, en momento en que este fue llevado al vertedero a mostrarle a las autoridades donde supuestamente había tirado el cuerpo de la jovencita.
Reflexión para evitar otros hechos
La pregunta de cualquier persona que hoy tiene los ánimos perturbados por estas tragedias, pudiera ser ¿cómo evitar que hechos como estos sigan ocurriendo?
Las respuestas que ofrecen dos profesionales de la conducta humana y en el tema de la familia son la de reflexionar, hablar sobre el tema, inculcar valores y que se apliquen políticas públicas y sociales para proteger a los niños, niñas y adolescentes, que son los más vulnerables e incentivar una crianza más saludable.
El planteamiento es de la sicóloga infantojuvenil Fiordaliza Alcántara y la catedrática Birmania Sánchez Camacho, quien trabaja en el instituto de género y familia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
“Como país tenemos que hacer una revisión profunda del sistema de crianza y creencia, tenemos que preguntarnos para que estoy criando, con quien me vinculo, aprender a no etiquetar ni discriminar”, explica Alcántara, al enfatizar que en ambos casos los familiares de las víctima no deben tener sentimientos de culpa, sino asumir responsabilidades de los hechos. “Yo pude haber cometido algún error durante la crianza, sin embargo, no soy culpable, no esperaba que eso le ocurriera y como padre no propicié que le ocurriera”.
La especialista explica que tampoco no se debe culpar a los adolescentes, porque entre los 13 y 16 años es la etapa más difícil de la adolescencia, sino los agresores que tienen una personalidad con el fin de dominar y maltratar al otro.
“ El que tiene más poder tiene más posibilidad de dañar, es quien tiene más poder para controlar y castigar”.
Mientras que para la catedrática Birmania Sánchez Camacho, estos hechos deben llamar a la reflexión de la familia dominicana y que las autoridades se pongan visor con esta situación, al alertar de las consecuencias de las relaciones entre menores de edad con adultos y que se aplique la ley que castiga este delito, como otros abusos sexuales contra menores de edad, que son tan frecuentes en el país.
Plantea trabajar con la familia y en la escuela con los valores, enseñarle el valor del amor, la honradez, la gratitud y la responsabilidad.
Ve la realidad en República Dominicana como alarmante con la gran cantidad de embarazos en adolescencia y niñas, mayormente de clase baja, lo que según explica las hace más vulnerable en término económico y de otras ´índoles.
“Pero no queremos que la ley se aplique. Vamos a tener el tratamiento antes de la enfermedad. Es aplicar políticas públicas y sociales y cuando tengamos eso vamos a tener la prevención y no vamos a invertir en la enfermedad”, explica.