GUATEMALA.- Como un coloso en llamas, el volcán de Fuego ha desatado su furia en Guatemala. La lava ha cubierto aldeas como El Rodeo. La cifra oficial de muertos es de al menos 38 muertos, pero hay un número indeterminado de desaparecidos.
Las víctimas quedaron atrapadas en el interior de sus viviendas al ser alcanzadas por una mezcla de lava y lodo.
El periódico guatemalteco Prensa Libre explica que al haber llovido mucho en la zona una corriente de lava se unió al lodo, lo que provocó que llegará con mayor velocidad a los núcleos de población impidiendo a los habitantes huir.
“La gente no pudo salir. Yo digo que se quedaron enterradas -afirma una superviviente, mientras avanza por un camino, cubierta de ceniza y en estado de shock-. Vimos que la lava venía por todo el callejón de los Lotes y nos corrimos para una ladera”, añade.
“Mira cómo estamos”, afirma otro hombre, cubierto también de ceniza y que parece incapaz de moverse. Junto a él, en el suelo, están tendidos varios cuerpos inertes de personas que no consiguieron escapar a tiempo.
Hay cientos de heridos. Los equipos de rescate tratan de prestar auxilio a las personas atrapadas por ríos de lava como el que hizo irrupción en la localidad de Escuintla. Más de tres mil personas han sido evacuadas.
El desastre no se evitó porque la evacuación no se realizó a tiempo, ya que las autoridades pensaban que la erupción del volcán de Fuego, un gigante de 3700 metros de altura, no iba a ser tan fuerte. Al principio solo había ceniza y no fue hasta la tarde del domingo cuando se alertó del flujo piroclástico.
Se calcula que hay un millón setecientos mil damnificados. La ONU y varios países vecinos han ofrecido ayuda a Guatemala.
Israel fue uno de los primeros países en ofrecer asistencia de emergencia inmediata a Guatemala a través de la embajada en el país. Un portavoz del Ministerio israelí de Asuntos Exteriores adelantó que a lo largo del día se coordinará con las autoridades sobre este asunto.
Ambos países mantienen una relación de proximidad que quedó reflejada con el traslado de la embajada de Guatemala de Tel Aviv a Jerusalén el pasado 16 de mayo, convirtiéndose en el segundo país en hacerlo tras EE.UU.
Guatemala ha declarado tres días de duelo nacional por las muertes causadas por la erupción del volcán, la más violenta de los últimos años.
El Gobierno ha decretado además el estado de calamidad por el elevado número de pérdidas humanas y daños a las infraestructuras en las regiones de Escuintla, Chimaltenango y Sacatepéquez (a 50 kilómetros al oeste de la capital), entre las que se reparte el volcán de 3.763 metros de altura.