CARACAS, Venezuela.- Decenas de miles de personas marchaban el jueves en Caracas para exigir la realización del referendo revocatorio del mandato de Nicolás Maduro, que enfrenta una creciente tensión política en medio de una devastadora crisis económica.
Al grito de “Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer” los manifestantes con camisas blancas, gorras tricolor y portando banderas venezolanas y carteles que decían “Somos 30 millones de motivos para revocarlo” se agolparon en las principales vías del este de la capital en respuesta a la convocatoria de la coalición opositora que aspira una masiva adhesión a la movilización.
Manifestantes provenientes de diferentes estados como Amazonas, Monagas, Nueva Esparta, Aragua, Carabobo y Guárico se sumaron a la denominada “Toma de Caracas”.
Algunos reconocieron que debieron abandonar sus vehículos y sortear a pie los improvisados puestos de control que instalaron las fuerzas de seguridad en las carreteras.
“Nosotros pasamos una hora en una cola por una alcabala (puesto de control) que puso la guardia nacional en la carretera y tuvimos que esconder nuestras pancartas y gorras para que nos permitieran pasar”, afirmó Isbeida Rodríguez, un ama de casa de 40 años.
Añadió que a pesar de los obstáculos decidió viajar más de tres horas desde la localidad central de los Valles del Tuy hasta Caracas “porque queremos salir de esto”.
“Los jóvenes se nos están marchando del país. No hay comida, no hay medicinas y la inseguridad nos está arropando”, dijo Rodríguez mientras caminaba hacia uno de los puntos de concentración en el este de la capital.
La alianza opositora apuesta a realizar este año el referendo, pero el cronograma que planteó el Consejo Nacional Electoral ha generado dudas de que pueda darse antes del 10 de enero de 2017, cuando se completará más de la mitad del mandato de Maduro. La constitución establece que de realizarse luego de esa fecha el resto del período presidencial deberá ser completado por el vicepresidente.
“Para nosotros es fundamental el referendo porque no podemos seguir con este gobierno que no funciona”, afirmó Yuly Frías, una administradora de 53 años, al relatar que no le importó viajar en carro más de ocho horas desde la isla de Margarita para marchar.
Las denuncias de las autoridades sobre eventuales acciones violentas, así como los señalamientos de persecuciones y detenciones de opositores, los bloqueos en los accesos a algunas de las carreteras que comunican el interior con Caracas y las restricciones que enfrentaron algunos corresponsales extranjeros para ingresar al país han alimentado el clima de tensión que rodea a la marcha.
Centenares de empleados públicos y seguidores del gobierno salieron también a marchar por el centro de la ciudad para expresar su respaldo a Maduro.
Las movilizaciones eran custodiadas por centenares de policías y guardias nacionales con equipos antimotines.
La mayoría de los comercios de la capital amanecieron cerrados.
El director de la Cámara de Comercio de Caracas, Víctor Maldonado, dijo que muchas empresas decidieron dar a sus trabajadores permiso para marchar o ausentarse de sus labores ante las eventuales dificultades para transportarse.
Maldonado admitió que desde hace mucho tiempo no se da una situación de este tipo, pero sostuvo que está asociado alas expectativas de una gran movilización.
Las mayores paralizaciones de empresas y comercios ocurrieron en el país en los meses previos al fallido golpe de Estado contra el entonces presidente Hugo Chávez de abril de 2002 y durante el paro empresarial de 2003.
“Hoy no es el fin de nada”, afirmó el dirigente opositor Henrique Capriles, principal promotor de la consulta popular y la movilización, al descartar que la llamada “Toma de Caracas” busque sacar de forma violenta a Maduro del poder, tal como han denunciado las autoridades.
Capriles insistió en que los opositores saldrán de manera pacífica para exigir la definición del cronograma para la recolección de las firmas del 20% de los electores y activar la consulta popular.
Al grito de “Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer” los manifestantes con camisas blancas, gorras tricolor y portando banderas venezolanas y carteles que decían “Somos 30 millones de motivos para revocarlo” se agolparon en las principales vías del este de la capital en respuesta a la convocatoria de la coalición opositora que aspira una masiva adhesión a la movilización.
Manifestantes provenientes de diferentes estados como Amazonas, Monagas, Nueva Esparta, Aragua, Carabobo y Guárico se sumaron a la denominada “Toma de Caracas”.
Algunos reconocieron que debieron abandonar sus vehículos y sortear a pie los improvisados puestos de control que instalaron las fuerzas de seguridad en las carreteras.
“Nosotros pasamos una hora en una cola por una alcabala (puesto de control) que puso la guardia nacional en la carretera y tuvimos que esconder nuestras pancartas y gorras para que nos permitieran pasar”, afirmó Isbeida Rodríguez, un ama de casa de 40 años.
Añadió que a pesar de los obstáculos decidió viajar más de tres horas desde la localidad central de los Valles del Tuy hasta Caracas “porque queremos salir de esto”.
“Los jóvenes se nos están marchando del país. No hay comida, no hay medicinas y la inseguridad nos está arropando”, dijo Rodríguez mientras caminaba hacia uno de los puntos de concentración en el este de la capital.
La alianza opositora apuesta a realizar este año el referendo, pero el cronograma que planteó el Consejo Nacional Electoral ha generado dudas de que pueda darse antes del 10 de enero de 2017, cuando se completará más de la mitad del mandato de Maduro. La constitución establece que de realizarse luego de esa fecha el resto del período presidencial deberá ser completado por el vicepresidente.
“Para nosotros es fundamental el referendo porque no podemos seguir con este gobierno que no funciona”, afirmó Yuly Frías, una administradora de 53 años, al relatar que no le importó viajar en carro más de ocho horas desde la isla de Margarita para marchar.
Las denuncias de las autoridades sobre eventuales acciones violentas, así como los señalamientos de persecuciones y detenciones de opositores, los bloqueos en los accesos a algunas de las carreteras que comunican el interior con Caracas y las restricciones que enfrentaron algunos corresponsales extranjeros para ingresar al país han alimentado el clima de tensión que rodea a la marcha.
Centenares de empleados públicos y seguidores del gobierno salieron también a marchar por el centro de la ciudad para expresar su respaldo a Maduro.
Las movilizaciones eran custodiadas por centenares de policías y guardias nacionales con equipos antimotines.
La mayoría de los comercios de la capital amanecieron cerrados.
El director de la Cámara de Comercio de Caracas, Víctor Maldonado, dijo que muchas empresas decidieron dar a sus trabajadores permiso para marchar o ausentarse de sus labores ante las eventuales dificultades para transportarse.
Maldonado admitió que desde hace mucho tiempo no se da una situación de este tipo, pero sostuvo que está asociado alas expectativas de una gran movilización.
Las mayores paralizaciones de empresas y comercios ocurrieron en el país en los meses previos al fallido golpe de Estado contra el entonces presidente Hugo Chávez de abril de 2002 y durante el paro empresarial de 2003.
“Hoy no es el fin de nada”, afirmó el dirigente opositor Henrique Capriles, principal promotor de la consulta popular y la movilización, al descartar que la llamada “Toma de Caracas” busque sacar de forma violenta a Maduro del poder, tal como han denunciado las autoridades.
Capriles insistió en que los opositores saldrán de manera pacífica para exigir la definición del cronograma para la recolección de las firmas del 20% de los electores y activar la consulta popular.