A última hora de la noche del jueves, cuando la cámara alta del Congreso estaba a punto de votar una «derogación de mínimos» de la reforma sanitaria de Obama, el vicepresidente Mike Pence, también presidente del Senado, se reunió durante diez minutos con el octogenario senador para intentar hacerle cambiar de opinión por última vez.
Esfuerzo inútil. A las 01H29 de la mañana, McCain se adelantó y tendió la mano. Tras haber hecho durar el suspense un instante, como un emperador romano que ostenta el poder de salvar la vida de un gladiador en la arena, la sentencia cayó: el pulgar señaló hacia abajo: «No».
Algunos demócratas aplaudieron al excandidato presidencial de 2008, que llegó hace dos días a Washington con una cicatriz sobre su ojo izquierdo, señal de la operación quirúrgica que padeció hace pocos días.
Los republicanos controlan las dos cámaras del Congreso pero solo cuentan con 52 escaños de 100 en el Senado, por lo que cada voto contaba, y sobre todo el del emblemático senador republicano de Arizona. El presidente Trump era consciente de esto.
La medida fue rechazada por 51 votos en contra y 49 a favor. «Tres republicanos y 48 demócratas le fallaron al pueblo estadounidense», reaccionó Trump en Twitter. «Como dije desde el principio, dejemos que Obamacare implosione, luego negociaremos», agregó.
«Fue una gran desilusión», dijo a sus colegas el líder de la bancada republicana, Mitch McConnell, tras una de las votaciones más tensas de los últimos años en el Senado.
Estimando que había cumplido con su deber, el senador McCain regresó este viernes a su estado de Arizona para reanudar a partir del lunes su tratamiento contra el cáncer, y con la firme intención de volver a Washington tras las vacaciones parlamentarias estivales.
– Deficiencias y temores –
El jueves antes del voto, McCain advirtió que iba a votar contra la «derogación a mínimos» a pesar de las insistencias de Trump hacia sus parlamentarios por Twitter.
El exadversario de Barack Obama no es un gran defensor de la reforma sanitaria aprobada por el presidente demócrata en 2010, pero las deficiencias y temores que inspira el plan republicano, hecho apresuradamente y que dejaría a millones de estadounidenses desprotegidos de este marco, eran imposibles de ignorar para él.
Muchos analistas han visto en este gesto una nueva provocación contra Trump, del que McCain nunca fue un gran partidario, especialmente después de que en 2015 el presidente cuestionara públicamente su honor en la guerra de Vietnam, donde el senador fue hecho prisionero.
«No me gusta la gente que se hace capturar», había declarado el magnate.
Ha pasado mucho agua bajo el puente desde entonces, pero John McCain probablemente no ha olvidado aquello.
El representante demócrata Steve Cohen tuiteó este viernes: «La respuesta de John McCain a Trump –la venganza en un plato que se sirve frío».
El fracaso supone un duro golpe para el liderazgo republicano y para Trump, quien prometió una y otra vez la derogación y sustitución de Obamacare.
La votación del viernes se refería a un proyecto de ley conocido como «derogación de mínimos» que habría eliminado solo algunas partes de dicha ley.
Los republicanos pretendían construir una base sobre la que negociar con la Cámara de Representantes y esta «derogación de mínimos» parecía federar al conjunto de los legisladores conservadores, que ya acumulaban dos fracasos consecutivos en la cámara alta.
Pero algunos republicanos, McCain entre ellos, criticaron el proyecto de ley y les preocupaba que la cámara baja cambiara de opinión y aprobara el proyecto, enviándolo automáticamente ante Trump, quien ya solo tendría que promulgar la ley.
«Ahora debemos volver al modo correcto de legislar y devolver el proyecto al comité, celebrar audiencias, recibir opiniones de ambos bandos, escuchar las recomendaciones de los gobernadores de la nación y elaborar un proyecto que finalmente proporcione cobertura sanitaria asequible para el pueblo estadounidense», concluyó McCain.