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Las FARC se presentaron ayer ante Colombia ya transformados en partido político bajo el nombre de Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común con un mensaje recurrente de paz y reconciliación a toda la sociedad, que resumieron en su nuevo logotipo: una rosa roja.
Cerca de 1.200 delegados han estado reunidos desde el domingo pasado en el Congreso Nacional de las FARC definiendo por comisiones cómo será el nuevo partido.
A la salida, las FARC han ratificado que no moverán mucho su ideario político de extrema izquierda, «revolucionario» como ellos mismos lo definen, y apelaron a las clases populares con un discurso menos doctrinario.
«Este camino (del nuevo partido) lo queremos transitar con los hombres y mujeres del común, la población obrera, asalariada, los precarios e impedidos, los desocupados, los ocupantes de territorios urbanos y rurales», entre otros, dijo Luciano Marín, conocido en su época en la guerrilla como «Iván Márquez» y número dos de las FARC.

No solo cambió el tono sino que hizo un amago de acercarse al discurso de la nueva izquierda al llamar a los «ciudadanos indignados» con la situación política, usando el vocabulario que Stéphane Hessel plasmó en su libro «Indignez-vous» (Indígnense).

Acerca del logotipo de la rosa, asociado también a los movimientos socialdemócratas, «Márquez» dijo que lo convertirán en un símbolo revolucionario y subrayó que tiene «una carga muy positiva».
«La rosa es hermosa, significa amor, amistad, corazón abierto, brazos abiertos para acoger a todo el mundo y por eso queremos que a este nuevo partido se vinculen de una u otra manera quienes quieran cambio. Tiene también una expresión hermosa de feminidad», afirmó.
Preguntado sobre las razones por las que optaron por mantener la sigla FARC, fuertemente rechazada por la sociedad, reconoció que esta «puede tener para algunos» una «carga negativa».
«Pero representan al mismo tiempo nuestro acumulado histórico, nuestro pasado revolucionario que no se va a desdibujar, nosotros solamente vamos a continuar el conflicto pero ya en otro terreno, el de la vía política legal, dejamos las armas para hacer política», destacó.
Por su parte, Jorge Torres, alias «Pablo Catatumbo», explicó que la dirección del nuevo partido tendrá 111 integrantes.
«Habrá una buena cuota de mujeres, etnias y todas las expresiones del nuevo movimiento. Nuestro partido es democrático, queremos ser ejemplo de la democracia que Colombia necesita», dijo «Catatumbo».
Todavía no determinaron quiénes serán esas 111 personas, pero indicó que el encuentro ratificó el trabajo tanto del máximo jefe de la ya exguerrilla, Rodrigo Londoño, alias «Timochenko», como del Estado Mayor (mando) que tenían cuando estaban en armas, por lo que previsiblemente ellos conservarán el liderazgo.
Sin embargo, «Sandra Ramírez», alias de Griselda Lobo y viuda del fundador de las FARC, Pedro Antonio Marín, alias «Tirofijo» o «Manuel Marulanda», detalló que todavía no se sabe si contarán con un director nacional o secretario general que lidere el partido.
Sin embargo, y aunque previsiblemente será el líder, «Timochenko» no ha estado muy presente en estos días debido a sus problemas de salud.
Según detalló «Ramírez», se encuentra descansando para participar en el concierto que han organizado las FARC esta noche en la céntrica Plaza de Bolívar, sede del poder político de Colombia, con el que oficializarán su propuesta.
Como parte de esa voluntad de acercarse a todos los sectores políticos, «Catatumbo» también hizo un llamado al expresidente Álvaro Uribe, principal crítico del acuerdo de paz, y con quien dijo estar dispuesto a dialogar.
«Estamos dispuestos a hablar hasta con el diablo para hacer la paz en este paso», dijo.
También mandaron un mensaje a los disidentes de las FARC que se han mantenido en armas.
A ellos les dijeron que tienen tendida su mano y les pidieron que retomen el camino de la paz.
«Catatumbo» extendió el mensaje a la última guerrilla activa, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que negocia un acuerdo de paz con el Gobierno, y al reducto del Ejército Popular de Liberación (EPL), que se desmovilizó en su mayoría en 1991 y que, según las autoridades, se convirtió en una banda narcotraficante que opera en la región del Catatumbo, fronteriza con Venezuela.
Toda esa nueva actitud consideran que queda sellada en su rosa roja, con una estrella del mismo color en el centro, que suple a su símbolo tradicional, dos fusiles cruzados y un libro sobre el mapa de Colombia.

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