SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El Secretario de Estado de los Estados Unidos, Rex Tillerson, criticó la corrupción que impera en los países del hemisferio occidental, incluyendo República Dominicana, pero advirtió que se debe ”erradicar en todas sus formas” y que su país está interesado en lograrlo.
En un discurso en el que explicó el compromiso de la primera potencia mundial con la región, se refirió a la inestabilidad social y económica que se genera cuando las personas pierden la confianza en las instituciones y sus gobernantes y cuando la criminalidad aumenta como consecuencia de esa ”gobernalibilidad ineficaz y corrupta”.
En el marco económico, mencionó que el objetivo del actual gobierno estadounidense es crear una economía sólida en la región y para eso está dispuesto a ”crear relaciones más profundas con los socios de América Latina y el Caribe”.
”Fomentar la transparencia, generar mayor rendición de cuentas y erradicar la corrupción son requisitos indispensables para crear una economía sólida en la región, promover la seguridad y preservar nuestros valores”, son algunas de los ideales que, según Tillerson, el Gobierno de los Estados Unidos intenta sembrar.
El representante de Donald Trump criticó la estrategia comercial China en Latinoamérica. Aunque reconoció el alcance de su compentencia en economías como Chile, Argentina, Brasil y Perú, a su juicio el país asiático ha perjudicado sectores manufactureros, generado desempleo y mermado los salarios de los trabajadores de esas naciones.
”América Latina no necesita nuevas potencias imperiales que solo pretenden beneficiar a si mismos. El modelo de desarrollo con dirección estatal de China es un resabio del pasado. No tiene que ser el futuro de este hemisferio”, adujo.
También arremetió contra Rusia. Mencionó que sigue vendiendo armas y equipos militares a ”regímenes hostiles que no comparten ni respetan valores democráticos”. Reiteró que este hemisferio debe estar alerta ante esas potencias que contradicen ”los valores” de la región.
En un discurso en el que explicó el compromiso de la primera potencia mundial con la región, se refirió a la inestabilidad social y económica que se genera cuando las personas pierden la confianza en las instituciones y sus gobernantes y cuando la criminalidad aumenta como consecuencia de esa ”gobernalibilidad ineficaz y corrupta”.
En el marco económico, mencionó que el objetivo del actual gobierno estadounidense es crear una economía sólida en la región y para eso está dispuesto a ”crear relaciones más profundas con los socios de América Latina y el Caribe”.
”Fomentar la transparencia, generar mayor rendición de cuentas y erradicar la corrupción son requisitos indispensables para crear una economía sólida en la región, promover la seguridad y preservar nuestros valores”, son algunas de los ideales que, según Tillerson, el Gobierno de los Estados Unidos intenta sembrar.
El representante de Donald Trump criticó la estrategia comercial China en Latinoamérica. Aunque reconoció el alcance de su compentencia en economías como Chile, Argentina, Brasil y Perú, a su juicio el país asiático ha perjudicado sectores manufactureros, generado desempleo y mermado los salarios de los trabajadores de esas naciones.
”América Latina no necesita nuevas potencias imperiales que solo pretenden beneficiar a si mismos. El modelo de desarrollo con dirección estatal de China es un resabio del pasado. No tiene que ser el futuro de este hemisferio”, adujo.
También arremetió contra Rusia. Mencionó que sigue vendiendo armas y equipos militares a ”regímenes hostiles que no comparten ni respetan valores democráticos”. Reiteró que este hemisferio debe estar alerta ante esas potencias que contradicen ”los valores” de la región.
Lea fragmentos de la ponencia del Secretario de Estado Rex Tillerson en Universidad de Texas en Austin.
El compromiso de los Estados Unidos con el Hemisferio Occidental
Debemos erradicar la corrupción en todas sus formas. Una gobernabilidad ineficaz y corrupta perjudica a los países. La economía se resiente. Las personas pierden la fe en las instituciones. Y la criminalidad aumenta.
Las medidas recientes contra la corrupción en Guatemala, Perú, la República Dominicana y Brasil destacan la importancia de abordar este tema de lleno.
En Guatemala, seguimos apoyando a la CICIG —el órgano de la ONU creado en 2006— para reivindicar el Estado de derecho, fortalecer la rendición de cuentas e investigar de manera independiente las actividades ilegales y corruptas que afectan a las instituciones gubernamentales.
El 2018 debería ser el año en el cual los países del Hemisferio Occidental recobren la confianza de su pueblo, del pueblo que representan, y tomen medidas genuinas contra la corrupción.
Como mencioné antes, la Cumbre de las Américas organizada por Perú, tendrá lugar en abril en Perú. Apoyamos decididamente el tema de este año: “Gobernabilidad Democrática frente a la Corrupción”. E instamos a cada una de las naciones en la región a adoptar este lema.
Fomentar la transparencia, generar mayor rendición de cuentas y erradicar la corrupción son requisitos indispensables para crear una economía sólida en la región, promover la seguridad y preservar nuestros valores.
Las instituciones y los gobiernos fuertes que responden ante su población también preservan su soberanía frente a posibles acciones predatorias de actores que ahora se manifiestan en el hemisferio.
China —tal como hace en los mercados emergentes en todo el mundo— presenta la apariencia de una vía atractiva hacia el desarrollo. Pero en realidad, esto a menudo implica conseguir ganancias a corto plazo a cambio de la dependencia en el largo plazo.
Piensen en cuánto se diferencia el modelo chino de desarrollo económico de la versión estadounidense.
La propuesta de China siempre tiene un alto costo, generalmente bajo la modalidad de inversiones dirigidas por el Estado, ejecutadas con mano de obra importada de China, costosísimos préstamos y una deuda insostenible. El modelo chino extrae valiosos recursos para alimentar su propia economía, a menudo sin tener en cuenta las leyes o los derechos humanos.
En la actualidad, China está logrando una fuerte presencia en América Latina. Está usando su injerencia económica estatal para empujar a la región dentro de su órbita. El interrogante es el siguiente: ¿A qué costo?
Actualmente, China es el mayor socio comercial de Chile, Argentina, Brasil y Perú. Aunque este comercio ha reportado beneficios, las prácticas comerciales desleales empleadas por numerosos actores chinos también han perjudicado a los sectores manufactureros de estos países, y han generado desempleo y erosionado los salarios de los trabajadores.
América Latina no necesita nuevas potencias imperiales que solo pretenden beneficiar a si mismos. El modelo de desarrollo con dirección estatal de China es un resabio del pasado. No tiene que ser el futuro de este hemisferio.
La presencia cada vez mayor de Rusia en la región también es alarmante, pues sigue vendiendo armas y equipos militares a regímenes hostiles que no comparten ni respetan valores democráticos.
Nuestra región debe ser muy cauta ante potencias remotas que no reflejan los valores fundamentales compartidos en la región.
Los Estados Unidos se destaca con un marcado contraste.
No buscamos acuerdos cortoplacistas que generan retornos desproporcionados. Buscamos socios que compartan los valores y visiones que favorezcan un hemisferio seguro y próspero.
El enfoque estadounidense se basa en objetivos de beneficio recíproco para contribuir a que ambas partes crezcan, se desarrollen y se vuelvan más prósperas, y lo hagan observando el derecho internacional, dando prioridad a los intereses de nuestros socios y protegiendo nuestros valores.
Las medidas recientes contra la corrupción en Guatemala, Perú, la República Dominicana y Brasil destacan la importancia de abordar este tema de lleno.
En Guatemala, seguimos apoyando a la CICIG —el órgano de la ONU creado en 2006— para reivindicar el Estado de derecho, fortalecer la rendición de cuentas e investigar de manera independiente las actividades ilegales y corruptas que afectan a las instituciones gubernamentales.
El 2018 debería ser el año en el cual los países del Hemisferio Occidental recobren la confianza de su pueblo, del pueblo que representan, y tomen medidas genuinas contra la corrupción.
Como mencioné antes, la Cumbre de las Américas organizada por Perú, tendrá lugar en abril en Perú. Apoyamos decididamente el tema de este año: “Gobernabilidad Democrática frente a la Corrupción”. E instamos a cada una de las naciones en la región a adoptar este lema.
Fomentar la transparencia, generar mayor rendición de cuentas y erradicar la corrupción son requisitos indispensables para crear una economía sólida en la región, promover la seguridad y preservar nuestros valores.
Las instituciones y los gobiernos fuertes que responden ante su población también preservan su soberanía frente a posibles acciones predatorias de actores que ahora se manifiestan en el hemisferio.
China —tal como hace en los mercados emergentes en todo el mundo— presenta la apariencia de una vía atractiva hacia el desarrollo. Pero en realidad, esto a menudo implica conseguir ganancias a corto plazo a cambio de la dependencia en el largo plazo.
Piensen en cuánto se diferencia el modelo chino de desarrollo económico de la versión estadounidense.
La propuesta de China siempre tiene un alto costo, generalmente bajo la modalidad de inversiones dirigidas por el Estado, ejecutadas con mano de obra importada de China, costosísimos préstamos y una deuda insostenible. El modelo chino extrae valiosos recursos para alimentar su propia economía, a menudo sin tener en cuenta las leyes o los derechos humanos.
En la actualidad, China está logrando una fuerte presencia en América Latina. Está usando su injerencia económica estatal para empujar a la región dentro de su órbita. El interrogante es el siguiente: ¿A qué costo?
Actualmente, China es el mayor socio comercial de Chile, Argentina, Brasil y Perú. Aunque este comercio ha reportado beneficios, las prácticas comerciales desleales empleadas por numerosos actores chinos también han perjudicado a los sectores manufactureros de estos países, y han generado desempleo y erosionado los salarios de los trabajadores.
América Latina no necesita nuevas potencias imperiales que solo pretenden beneficiar a si mismos. El modelo de desarrollo con dirección estatal de China es un resabio del pasado. No tiene que ser el futuro de este hemisferio.
La presencia cada vez mayor de Rusia en la región también es alarmante, pues sigue vendiendo armas y equipos militares a regímenes hostiles que no comparten ni respetan valores democráticos.
Nuestra región debe ser muy cauta ante potencias remotas que no reflejan los valores fundamentales compartidos en la región.
Los Estados Unidos se destaca con un marcado contraste.
No buscamos acuerdos cortoplacistas que generan retornos desproporcionados. Buscamos socios que compartan los valores y visiones que favorezcan un hemisferio seguro y próspero.
El enfoque estadounidense se basa en objetivos de beneficio recíproco para contribuir a que ambas partes crezcan, se desarrollen y se vuelvan más prósperas, y lo hagan observando el derecho internacional, dando prioridad a los intereses de nuestros socios y protegiendo nuestros valores.
Ustedes tienen en los Estados Unidos a un socio multidimensional, que beneficia a ambos lados participando para contribuir al crecimiento económico, la educación, la innovación y la seguridad.
Este año, Estados Unidos está dispuesto a crear relaciones incluso más profundas con los socios de América Latina y el Caribe, con el objetivo de ampliar la libertad para más personas.
Tenemos una oportunidad excepcional de partir de nuestra historia común, cultura y valores para generar más oportunidades, estabilidad y prosperidad y una gobernabilidad más resistente en América del Sur, América Central, América del Norte y el Caribe.
En este año de las Américas, los Estados Unidos seguirá siendo el socio más constante, fuerte y duradero del Hemisferio Occidental. Muchísimas gracias por su amable atención.
Este año, Estados Unidos está dispuesto a crear relaciones incluso más profundas con los socios de América Latina y el Caribe, con el objetivo de ampliar la libertad para más personas.
Tenemos una oportunidad excepcional de partir de nuestra historia común, cultura y valores para generar más oportunidades, estabilidad y prosperidad y una gobernabilidad más resistente en América del Sur, América Central, América del Norte y el Caribe.
En este año de las Américas, los Estados Unidos seguirá siendo el socio más constante, fuerte y duradero del Hemisferio Occidental. Muchísimas gracias por su amable atención.