El sector Mata Mosquitos, en Bávaro, se ha convertido en uno de los lugares donde mayor población de haitianos residen, pero a la vez donde campea la delincuencia con todas sus variantes, que sirve de guarida o ‘salvoconducto’ a sus protagonistas, quienes circulan con escaso o ningún control por sus calles, en lo que parece ‘una tierra de nadie’.
Quienes conocen o residen en el sector, coinciden en que hay de todo y mucho. Arrabalizacion, delincuencia, prostitución, trata de personas, bebidas falsificadas, promiscuidad, droga, vicios, complicidad y gente que llega para ‘enfriarse’. Los haitianos están en mayoría y aunque ocasionalmente llegan agentes policiales, ‘no hacen más que procurar propinas los días 15 y 30.  En el lugar, que luce tenebroso, a diario ocurren atracos y resultan personas heridas, y a partir de las 9:00 de la noche se consideran ‘héroes’ quienes se atreven a salir, sin ser víctimas de los delincuentes. Se tiene como guarida e incluso con etiqueta de que sus residentes son ‘verdugos y dispuestos a todo’.
Los atracados hablan 
Localizado en un área de la Autovía del Este, cerca del Cruce de Friusa, todos los motoconchistas que laboran en el lugar han sido atracados.
El último fue Wilfo Bifo, quien resultó herido en una pierna la semana pasada por dos individuos que le robaron su motocicleta.
Mata Mosquitos no es el único sector repleto de haitianos en la zona, donde el turismo sostiene la economía del país. También está el Hoyo de Friusa, Villa Playwood, Villa La Fe y María Verón, entre otros, lo que tiene indignada a mucha gente.
El agricultor Manuel Antonio Hernández dice que nunca suelta el machete porque fue atracado en varias ocasiones por haitianos.
“Aquí uno no se puede bañar y dejar el jabón por un momento, se lo roban”, sostiene. Todas las respuestas coinciden en que es necesario instalar un cuartel policial en el lugar y que son las autoridades dominicanas que han permitido que la situación se torne crítica.
La prostitución campea y ni hablar de las enfermedades infectocontagiosas. Destartaladas casuchas, sin aceras, ni contenes pero con muchas vivencias y secretos forman un desordenado cordón, que surgió de empleados de hoteles y que con el tiempo fue tomando otro matiz al llegar sus familias.
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ESCUCHAN LOS GRITOS DE VÍCTIMAS DE ATRACOS

La entrada al sector es un atraco seguro en horas de la noche, aliado a las lámparas que desconectaron los propios malhechores para tener la oscuridad como aliado. Arelis Morillo, quien tiene 28 años en el lugar contiguo a la Autovía, dice que en la noche escucha los gritos de las víctimas de atracos a pie y en motocicletas.
Algunos que pidieron discreción, indicaron que existen escuadrones de delincuentes que salen en la noche a robar.
El sector cuenta con energía y agua aunque pocos pagan.
La prostitución por 300, 250 y hasta 100 pesos es algo escandaloso, sin que exista control de ningún tipo. Prolifera el Sida. Para el alquiler de una habitación se piden entre 2,000 y 2,500 pesos, gente que llega de diversos puntos del país y ni hablar desde Haití, de donde fluyen constantemente en gran escala y desde donde se reparten a otros sectores.

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