Santo Domingo, 17 abr (EFE).- El clerén, un sucedáneo del ron, pero de calidad ínfima y producido de forma clandestina, está haciendo estragos en la República Dominicana y se ha cobrado la vida de al menos 42 personas que se dieron a la bebida durante el confinamiento decretado por el coronavirus.
El goteo de muertes ha sido constante en los últimos diez días, cuando se notificaron los primeros casos de personas que murieron de forma casi fulminante después de haber consumido botellas de clerén que habían sido adulteradas con una sustancia tóxica.
La gran mayoría de los casos se están produciendo en barriadas populares, donde los habitantes no pueden costearse una botella de ron y se tienen que conformar con su versión pirata, el clerén, que se vende a granel con un precio que ronda un dólar por medio litro.
LAS VÍCTIMAS QUE CONOCÍAN LOS RIESGOS
Francisco Alberto Gómez, cubierto con un tapabocas con el escudo dominicano, aguardaba este viernes en la puerta del hospital Moscoso Puello a que le entregaran el cadáver de su tío, quien no paró de beber a pesar de conocer las noticias sobre las primeras muertes.
«Tomaba demasiado ese romo (aguardiente). No me cansaba de decirle que estaba matando a la gente. Pero la depresión, los problemas, la deuda le llevó a beber más de la cuenta. La cabeza se le puso grande», comenta Gómez.
Su tío, residente en Sabana Perdida, un suburbio empobrecido al norte de la capital dominicana, «bebía todos los días», pero ayer jueves algo fue diferente de lo normal: perdió la vista por la mañana y unas horas después estaba muerto.
El joven Óliver Cabrera tuvo más suerte.
El lunes en la noche se tomó «un vasito» de clerén mientras volaba una chichigua (cometa) en la azotea de su casa, una afición que estos días se ve a menudo en los barrios populares de la capital dominicana en las tardes y noches, horario en el que está en vigor el toque de queda.
«Se bebió un vasito, no más. Por eso está vivo», relata su madre, Narcisa Polanco. Un día después, vomitó sangre. Pasó cuatro días en el hospital y este viernes ya está preparado para que le den el alta.
Narcisa asegura que en su barrio, el sector de Villa Juana, en el centro de Santo Domingo, «se ha muerto mucha gente», unas siete u ocho personas, los primeros, un matrimonio que pereció con una hora de diferencia tras sentarse juntos a almorzar con clerén.
EL BALANCE DE VÍCTIMAS
El ministro de Salud Pública, Rafael Sánchez Cárdenas, afirmó este jueves a Efe que se han registrado al menos 42 fallecimientos en todo el país y 7 personas se encontraban hospitalizadas por el consumo de clerén.
En su rueda de prensa diaria por el coronavirus, el ministro dijo este viernes que «se han producido más fallecimientos» desde ayer, pero no precisó el número de víctimas.
La gran mayoría de decesos se han producido en la región metropolitana de Santo Domingo, pero también se han registrado varios casos en Constanza, una ciudad enclavada en la Cordillera Central, a dos horas y media de la capital dominicana.
Al menos 9 personas murieron en la última semana en este municipio, cinco de ellos en sus casas y otros cuatro en el hospital Pedro A. Céspedes, según dijo a Efe una fuente de ese centro médico.
PERO QUÉ LLEVABA EL CLERÉN MORTAL
Las autoridades sanitarias están tratando de identificar en laboratorio qué sustancia tóxica contenía la bebida mortal, pero todavía no tienen certeza.
Los análisis han mostrado que, en al menos la mitad de los casos, la sustancia «no se trata de etanol», el alcohol de consumo humano, sino de «otros componentes más tóxicos todavía», según el ministro.
El clerén a veces puede resultar contaminado por metanol durante su proceso de elaboración, cuando el fabricante destila maderas para usarlas como materia prima o como aromatizante, o al añadirle disolventes para pintura, con el propósito de abaratar el producto.
De hecho, no es la primera vez en la que el clerén adulterado se cobra víctimas mortales.
En diciembre de 2017, 12 personas murieron después de tomar clerén en un velatorio en el municipio de Pedro Santana, en la zona fronteriza de Haití, región en la que está más extendido el consumo de esa bebida que tiene su origen en el país vecino.
Sin embargo, nunca había causado tantas muertes en un tiempo tan corto, algo que las autoridades ven relacionado con el aumento de consumo de alcohol debido a las medidas de confinamiento impuestas por el coronavirus.