El papa argentino, que despegó a las 08H00 GMT del aeropuerto de Fiumicino de Roma rumbo a Santiago, distribuyó a los 70 periodistas que lo acompañan una foto tomada en Nagasaki tras la explosión en 1945 de la bomba atómica con la leyenda “fruto de la guerra”, escrita de su puño y letra.
Al sobrevolar Brasil, el vicario de Cristo envió como es costumbre un mensaje al presidente Michel Temer y al pueblo brasileño, asegurándoles que reza “por la paz y el bienestar de la nación”, antes de despachar otro telegrama al sobrevolar Paraguay con su “bendición divina de paz y fortaleza”.
Durante su estancia de tres días en Chile, Francisco se reunirá con autoridades, comunidades indígenas, religiosos y pobres, en Santiago, Temuco (800 km al sur de Santiago) e Iquique (1.800 km al norte), donde realizará multitudinarias misas, en las que las autoridades chilenas esperan asistan más de 1,2 millones de personas. “Ya está todo preparado para recibirlo en Santiago, Temuco e Iquique”, dijo la portavoz oficial del gobierno chileno Paula Narváez.
Matrimonio gay y aborto
El papa llega a un Chile en pleno cambio social que acaba de aprobar el aborto terapéutico y tramita en el Parlamento el matrimonio homosexual, tras la adopción de la unión civil de parejas del mismo sexo.
Su primera actividad en Santiago será un encuentro con la presidenta socialista Michelle Bachelet, agnóstica confesa e impulsora de esta transformación social, que entregará el poder el 11 de marzo al conservador Sebastián Piñera.
Grupos de laicos, movimientos proabortistas, feministas y de homosexuales anunciaron manifestaciones contra la visita de Francisco.
El descontento por su visita se hizo más evidente con ataques a cinco iglesias que tuvieron lugar desde el viernes en Santiago y la vecina localidad de Melipilla, que según la policía habrían sido obra de grupos anarquistas.