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El general retirado de los Marines James Mattis es el elegido por Donald Trump para ser su secretario de Defensa, según confirmó el presidente electo el jueves en un mitin en Cincinnati (Ohio). The Washington Post había adelantado la noticia unas horas antes.

Mattis, apodado Mad dog o Perro Furioso, partía como favorito para el cargo, pero su nominación, que debe aprobar el Senado, no está garantizada. Antes debería autorizarse una excepción, dado que la ley prohíbe que los responsables de Defensa hayan servido en las fuerzas armadas en los siete años previos a su nombramiento.

Mattis, de 66 años, pasó hace menos de cuatro años al retiro. El único precedente data de 1950, cuando el Congreso aprobó una excepción para George Marshall, el mítico general de la Segunda Guerra Mundial e impulsor del plan de reconstrucción de Europa tras la contienda. La designación corre el riesgo de diluir las barreras entre el mundo civil y militar en la compleja burocracia del Pentágono.

Trump ya escogió al general retirado Michael Flynn como su asesor de seguridad nacional y baraja nombrar como secretario de Estado al también general retirado David Petraeus.

Mattis es un experto en Oriente Próximo y uno de los estrategas militares más importantes de los últimos años. Como el presidente electo de Estados Unidos, defiende una estrategia más robusta contra el terrorismo islamista e Irán, y un acercamiento a Israel. El pasado abril, definió al régimen de Teherán como la “amenaza más duradera a la estabilidad y la paz” en la región y dijo que el acuerdo nuclear no frenará sus ambiciones atómicas.

A Mattis y Trump les gusta hablar en términos agresivos y consideran que la presidencia de Barack Obama ha debilitado la impronta de EE UU en Oriente Próximo. Pero el general retirado marca distancias con Trump en algunos asuntos. Defiende un papel intervencionista de Washington en la arena internacional, algo que el republicano cuestiona. Y se opone al uso de la tortura contra sospechosos de terrorismo, mientras que Trump avala la técnica prohibida del ahogamiento simulado (waterboarding).

Detrás de su fachada de hombre duro y franco, Mattis tiene una faceta humanista e intelectual. Durante su etapa en Irak, urgía a los soldados a ser conscientes de que debían tratar correctamente a la población civil. Y les daba listas de libros que debían leer. Es conocida su pasión por Lawrence de Arabia y Marco Aurelio.

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